Cargando
Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, este conflicto entre el Estado y la Iglesia provocó el levantamiento armado de un grupo de católicos contra el gobierno de Calles, la Guerra de los Cristeros, epopeya del siglo XX mexicano.
Las primeras batallas de la cristiada parecían más una cacería, los cristeros sin armas ni organización, pero esto cambió con el tiempo, con armas y parque hubo batallas campales, combates formales, sangrientos, cientos de víctimas en ambos bandos.
La guerra es cruel y la guerra civil es la más cruel de todas, México vive con la cristiada su dimensión trágica y popular, una lucha donde la facción enemiga se alojaba en la misma casa, en ese momento se vivía en un país dividido: en el país del pánico.
La cristiada es un capítulo trágico de la historia nacional que quizás pudo evitarse, ni el estado ni la iglesia imaginaron nunca que el pueblo católico pudiera levantarse en armas, sólo lo veían como una pieza de ajedrez, como un peón en el tablero.
