Destinos entrelazados
Mauro pide a Fernando una reunión con el mero mero. Celeste llega a Drinkiss buscando a Chepe y escucha a Martín cantando. El Coyote busca a Chepe y hace que se reúna con Celeste planeando sacarla del bar.
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Con la ilusión de convertirse en mariachi, Martín Aguirre, un joven mecánico, se topa en medio de un incidente explosivo que lo hace, bajo amenaza, trabajar bajo las órdenes de un cártel. Tras un malentendido, Martin es enviado a la cárcel.
A punto de ser aniquilado, Tarzán y El Cura logran salvar la vida de Martín; en un acto de retribución, el otrora mecánico decide contarles su historia. Tres meses antes, Martin trabajó para Fernand, tío de Celeste, y se ganó la enemistad de Víctor.
Martín, en la cárcel, continúa con su relato. Por un lado, en las mañanas, El Buitre, lo adiestraba para usar armas; mientras que Pedro lo ocupaba como mula, usando el estuche de su guitarra, para transportar armas, dólares o droga.
En prisión, un rufián le arrebata a Martín la fotografía de Celeste, hecho que le enfurece. En el pasado, Celeste y Martín se dan su primer beso, mientras que Víctor amedrenta al segundo y busca a la primera para regresar con ella.
Martín, tras enfrentarse a un preso, demuestra valentía y se gana el respeto del lugar, Tarzán intercede con la Licenciada para que le den un trabajo a Martín. Tiempo atrás, Celeste se desespera, pues después de una semana, Martín no ha formalizado nada.